Junk Drawer Zine 5 y unos cuantos recuerdos
Poco a poco estoy leyendo los zines que me compré en el Chicago Zine Fest hace un par de semanas. Lo que no estoy haciendo es escribir reseñas por aquí. Voy a empezar por este número 5 de Junk Drawer Zine.
Creo que ya comenté que este zine fue mi gran descubrimiento del festival. Hoy reseño el segundo número que leo. Tengo unas ganas enormes de conseguir el resto (creo que hay 11 publicados).
Este número trata de los pequeños objetos que siempre llevas encima o no tienen un espacio específico, por lo que acaban abandonados en una mochila hasta que por fin los tiras o los metes al cajón de sastre.
Hay una clasificación en cinco tipos de objetos con algunos ejemplos de cada uno. Durante varias hay una combinación de historia personal e historia mundial sobre monedas y llaves. También una historia personal sobre su primera cartera y la responsabilidad que supone recibir tu primera llave.
Tengo dos recuerdos mezclados sobre mi primera cartera:
La primera que recuerdo es una cartera deportiva de color gris oscuro, de las que llevan un cierre de velcro y en la parte de fuera tienen una cremallera para las monedas. Era de la marca Skechers. En el lado contrario de la cremallera tenía el logo de la marca en grande, en una especie de burbuja de plástico que sobresalía. Iba cosida y enseguida la descosí para quitarlo. Me la compró mi amama una vez que fuemos al pueblo de al lado. Había un mercadito y allí la compré. Seguramente era falsa.
La otra que recuerdo era más grande pero tambien de deporte con velcro. El color, verde fosforescente. No recuerdo que tuviese marca. Tampoco estoy seguro de donde salió. Creo que era merchandising que nos regaló mi tío de una marca de bebidas, que en esa época tenía un bar.
Es posible que primero tuviese la verde y la perdiese y por eso mi amama me comprara la gris. Tambien es posible que la gris fuese la primera y la perdiese y entonces me regalaran la verde. Creo que la gris, si es que alguna vez desapareció, volvió a aparecer y la tengo en una caja con trastos en casa de mis padres.
Uno de los objetos de los que se habla en el zine es el Sony Walkman con cassette. "Para cuando vuelvan las cintas, como los vinilos." El momento creo que ha llegado. Cuando me mudé a Chicago vi que algunas bandas locales vendían su música en cassettes. Vi también mucho movimiento de cintas en tiendas de segunda mano. Hace poco pude comprobar que las cintas habían vuelto cuando Marilyn Manson anunció su nuevo album disponible tambien en vinilo y cassette.
Fuera bromas; aunque no tengo ni tocadiscos ni walkman, estoy pensando en comprar el vinilo y la cinta. Con un poco de suerte se agotan antes de que lo haga.
Ésto me recuerda que hace unas semanas fui a su concierto aquí en Chicago y no escribí sobre ello.
Mi primer Walkman me lo regaló el mismo tío que me dio la cartera verde. No recuerdo el motivo. Recuerdo que ese mismo día, nada más llegar a casa por la noche, me puse a escuchar música. El walkman (si es que era de marca Sony) se me escapó de las manos, golpeó el suelo y dejó de funcionar. Yo tendría 6 o 7 años. No tengo ni idea de por qué y me gustaría estar súper equivocado, pero lo que recuerdo es que estaba escuchando A mover la colita de Wilfrido Vargas.
El siguiente y último me lo regalaron otros tíos para la comunión. Lo usé muchísimo. En él escuché una cinta grabada del Devil came to me de Dover. Me la grabó un compañero de clase. El disco era de su hermano mayor. Siempre bromeaba que para joder iba a grabar un villancico al final. Tambien escuché el álbum homónimo de los Backstreet Boys. Lo compré por 500 pesetas en las calles de Bilbao. Así fue como aprendí sobre la pirateria. Fue una gran decepcion, pues pensé que había comprado un cassette original y a buen precio. Lo último que escuché en ese Walkman fue Mägo de Oz por primera vez. Un chaval nuevo en el colegio nos grababa discos de su hermano mayor. Nos habló de éste grupo. Le traje una cinta de 90 minutos y me enteré a las duras de que el doble disco no cabía. Mi mejor amigo de la época se compró el CD y me lo dejó para que volviera a grabármelo bien. Me volví a decepcionar cuando vi las pintas del grupo. Pensé que serían unos veinteañeros en vaqueros, como Rosendo, y eran unos vejestorios disfrazados de pirata (Creo que Rosendo es más mayor que ellos, pero no me dio esa impresión). La decepción se me pasó pronto y, aunque nunca me gustaron sus pintas, les escuché y compré sus discos originales hasta el Gaia II.
Me deshice del Walkman en el año 2018. Lo vendí por 5€ en Wallapop y un par de chicas super jóvenes vinieron a llevárselo a la oficina donde trabajaba por aquel entonces.
Tengo más historias pero ya no me apetece contar más. He pasado un muy buen momento leyendo el zine. A ratos me he sentido identificado y a ratos no tanto pero me ha dejado con ganas de más. Intentaré comprarlos en algún evento y sino los pediré online. Ojalá queden ejemplares disponibles.
Creo que ya comenté que este zine fue mi gran descubrimiento del festival. Hoy reseño el segundo número que leo. Tengo unas ganas enormes de conseguir el resto (creo que hay 11 publicados).
Este número trata de los pequeños objetos que siempre llevas encima o no tienen un espacio específico, por lo que acaban abandonados en una mochila hasta que por fin los tiras o los metes al cajón de sastre.
Hay una clasificación en cinco tipos de objetos con algunos ejemplos de cada uno. Durante varias hay una combinación de historia personal e historia mundial sobre monedas y llaves. También una historia personal sobre su primera cartera y la responsabilidad que supone recibir tu primera llave.
Tengo dos recuerdos mezclados sobre mi primera cartera:
La primera que recuerdo es una cartera deportiva de color gris oscuro, de las que llevan un cierre de velcro y en la parte de fuera tienen una cremallera para las monedas. Era de la marca Skechers. En el lado contrario de la cremallera tenía el logo de la marca en grande, en una especie de burbuja de plástico que sobresalía. Iba cosida y enseguida la descosí para quitarlo. Me la compró mi amama una vez que fuemos al pueblo de al lado. Había un mercadito y allí la compré. Seguramente era falsa.
La otra que recuerdo era más grande pero tambien de deporte con velcro. El color, verde fosforescente. No recuerdo que tuviese marca. Tampoco estoy seguro de donde salió. Creo que era merchandising que nos regaló mi tío de una marca de bebidas, que en esa época tenía un bar.
Es posible que primero tuviese la verde y la perdiese y por eso mi amama me comprara la gris. Tambien es posible que la gris fuese la primera y la perdiese y entonces me regalaran la verde. Creo que la gris, si es que alguna vez desapareció, volvió a aparecer y la tengo en una caja con trastos en casa de mis padres.
Uno de los objetos de los que se habla en el zine es el Sony Walkman con cassette. "Para cuando vuelvan las cintas, como los vinilos." El momento creo que ha llegado. Cuando me mudé a Chicago vi que algunas bandas locales vendían su música en cassettes. Vi también mucho movimiento de cintas en tiendas de segunda mano. Hace poco pude comprobar que las cintas habían vuelto cuando Marilyn Manson anunció su nuevo album disponible tambien en vinilo y cassette.
Fuera bromas; aunque no tengo ni tocadiscos ni walkman, estoy pensando en comprar el vinilo y la cinta. Con un poco de suerte se agotan antes de que lo haga.
Ésto me recuerda que hace unas semanas fui a su concierto aquí en Chicago y no escribí sobre ello.
Mi primer Walkman me lo regaló el mismo tío que me dio la cartera verde. No recuerdo el motivo. Recuerdo que ese mismo día, nada más llegar a casa por la noche, me puse a escuchar música. El walkman (si es que era de marca Sony) se me escapó de las manos, golpeó el suelo y dejó de funcionar. Yo tendría 6 o 7 años. No tengo ni idea de por qué y me gustaría estar súper equivocado, pero lo que recuerdo es que estaba escuchando A mover la colita de Wilfrido Vargas.
El siguiente y último me lo regalaron otros tíos para la comunión. Lo usé muchísimo. En él escuché una cinta grabada del Devil came to me de Dover. Me la grabó un compañero de clase. El disco era de su hermano mayor. Siempre bromeaba que para joder iba a grabar un villancico al final. Tambien escuché el álbum homónimo de los Backstreet Boys. Lo compré por 500 pesetas en las calles de Bilbao. Así fue como aprendí sobre la pirateria. Fue una gran decepcion, pues pensé que había comprado un cassette original y a buen precio. Lo último que escuché en ese Walkman fue Mägo de Oz por primera vez. Un chaval nuevo en el colegio nos grababa discos de su hermano mayor. Nos habló de éste grupo. Le traje una cinta de 90 minutos y me enteré a las duras de que el doble disco no cabía. Mi mejor amigo de la época se compró el CD y me lo dejó para que volviera a grabármelo bien. Me volví a decepcionar cuando vi las pintas del grupo. Pensé que serían unos veinteañeros en vaqueros, como Rosendo, y eran unos vejestorios disfrazados de pirata (Creo que Rosendo es más mayor que ellos, pero no me dio esa impresión). La decepción se me pasó pronto y, aunque nunca me gustaron sus pintas, les escuché y compré sus discos originales hasta el Gaia II.
Me deshice del Walkman en el año 2018. Lo vendí por 5€ en Wallapop y un par de chicas super jóvenes vinieron a llevárselo a la oficina donde trabajaba por aquel entonces.
Tengo más historias pero ya no me apetece contar más. He pasado un muy buen momento leyendo el zine. A ratos me he sentido identificado y a ratos no tanto pero me ha dejado con ganas de más. Intentaré comprarlos en algún evento y sino los pediré online. Ojalá queden ejemplares disponibles.
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